No es que odies las matemáticas, es que no te las han enseñando bien. Esa es la premisa en la que se basa Smartick, un método para aprender con ejercicios adaptados a cada a alumno, que quiere evitar el fracaso escolar
Era 2009 cuando a Daniel González de Vega, un ingeniero industrial malagueño, le vino una inspiración: muchos niños odian las matemáticas y gran culpa de ello la tienen los métodos de enseñanza aplicados en la educación. Los niños aprendían mal o, como poco, aprendían de forma muy mejorable.
Fue así como nació Smartick, una plataforma online que permite a los niños aprender matemáticas de manera personalizada, es decir, siguiendo su propio ritmo, avanzando de forma autónoma y con un nivel de dificultad que se va adaptando a su nivel.
EL MÉTODO SMARTICK
Smartick propone a los alumnos una sesión diaria de apenas 15 minutos en la que se les van proponiendo diversos ejercicios en función de su nivel inicial y, sobre todo, del nivel que vayan adquiriendo a medida que los van resolviendo.
Aquí es donde entra en juego la inteligencia artificial: “Cuando el alumno resuelve un problema, el siguiente no será idéntico al de su compañero de clase”, nos cuenta Daniel González de Vega, “sino que se adaptará a su nivel”. Pero, ¿cómo se consigue esto? “El ejercicio que se propone a continuación va a depender de diversos factores, entre ellos está el tiempo que haya tardado en responder el anterior. Ese parámetro, entre muchos otros, nos va a ayudar a definir el nivel del alumno y a proponerle otro ejercicio que, estando justo por debajo de su nivel máximo de competencia, le siga resultando retador”.
“Cuando el alumno resuelve un problema, el siguiente no será idéntico al de su compañero, sino que se adaptará a su nivel”
Daniel nos pone un ejemplo: “Si le decimos a un niño que multiplique 3 por 7 y vemos que ha tardado más tiempo del que es necesario, podremos saber que quizá el alumno ha sumado tres veces 7, pero no se sabe la tabla de multiplicar. Este tipo de parámetros, unido al histórico que va acumulando el alumno, son los que nos hacen proponerle un contenido u otro”.
El objetivo del método está claro: “Conseguimos adaptar el contenido al perfil y al rendimiento de cada niño, de manera que los alumnos con más dificultades se pongan al nivel de la clase o la superen, y los niños con capacidades extra crezcan hasta donde quieran”, asegura.
“LAS MATEMÁTICAS SE ESTABAN ENSEÑANDO MAL”
Este emprendedor malagueño se basa en los indicadores de PISA para asegurar que “el nivel de los niños en matemáticas no es particularmente bueno y no mejora mucho cada año. Está claro que algo se está haciendo mal”.
Y es que “la forma de enseñar en los colegios como media está bien, pero deja a muchos niños sin atender: por un lado de la curva, con alumnos que podrían estar aprendiendo mucho más y mucho más rápido; y por el otro lado, con alumnos que tendrían que saber ciertos conceptos que no saben. Y como el currículum tiene que ir como una máquina, a un ritmo determinado, esos niños son carne de fracaso escolar”.
“La forma de enseñar en los colegios está bien, pero deja sin atender a muchos niños que son carne de fracaso escolar”
En cualquier caso, “las matemáticas se llevan enseñando siglos, nadie va a poder reinventar la rueda. Nosotros bebemos de muchos métodos, los combinamos, los adaptamos a nuestro entorno, los rodeamos de una capa de tecnología muy potente y eso es lo que acaba formando nuestro método”.
A día de hoy, Smartick cuenta con 32.000 niños que usan la plataforma desde más de 80 países; el 80% de sus alumnos están en España. Además, desde la startup trabajan con más de veinte centros educativos que usan esta tecnología diariamente en clase o en la modalidad de actividad extraescolar.
“LA TECNOLOGÍA TIENE QUE ESTAR EN LA EDUCACIÓN”
Tradicionalmente ha habido posturas escépticas respecto al uso de tecnologías en las aulas, pero a Daniel González de Vega no le cabe duda alguna: “Seguramente se haya sobrevendido la tecnología pero porque muchas veces se ha implantado sin sentido. Pero la tecnología tiene que estar presente en la educación”.
“Si utilizas bien la tecnología en los contextos adecuados, de la manera adecuada y con el contenido adecuado, la experiencia es altamente enriquecedora respecto a las maneras clásicas, que es libro y papel y al mismo ritmo para todos”.
“No puede haber niños que odien las matemáticas; si la tecnología nos puede ayudar a que les gusten, tenemos que usarla”
Nuestro protagonista lo tiene claro: “Las matemáticas son una asignatura bastante odiada, que polariza mucho al alumno y a los padres (o les encantan o las odian). No puede haber niños que odien las matemáticas, igual que no puede haber niños que odien la lectura o hablar. Si la tecnología nos puede ayudar a que a los niños les gusten las matemáticas, tenemos que usarla”.