Solo llegarás más rápido, pero en grupo llegarás más lejos

Una reseña de lo que fue la etapa escolar para muchos en los 80´s y cómo hacíamos para cumplir a pesar de la adversidad.

Muchas veces hemos tenido dudas en algunos temas y no hemos podido recurrir a alguien que pueda orientarnos.

De esos momentos, en la vida, habrá muchos. Pero no significa que no puedas aprender, sólo te tomará más tiempo. Y es que cuando estudias solo asumes la responsabilidad de aprender de acuerdo a lo que a la mano tienes.

Cuando tienes la oportunidad de estudiar en grupo puedes experimentar la sensación de compartir con tus amigos la inquietud de saber y la alternancia al momento de participar con una opinión. Podrás comprobar que es aún más fácil cuando se organizan y dividen trabajos, repartiendo tareas de acuerdo a las capacidades que entre sí tengan a bien descubrir.

Sentir que cada esfuerzo se une con el del otro, que a cada impasse aparece la alternativa para solucionarlo en común, es un placer que muy pocas veces los alumnos se atreven a experimentar. Y es que en nuestro sistema educativo no nos fomentan el organizarnos, el reconocernos con el otro como un par con el que puedo crear, crecer, sino nos predisponen a competir, entre nosotros mismo. Como tener que esforzarme para superar al otro en lugar de buscarlo para crear cosas más alucinantes juntos.

Es una pérdida de oportunidades el no poder concebir como normal -y hasta necesario- el estudiar en grupos. Los exámenes que se dan priorizan el desempeño individual, como si el ser humano viviera individualmente y no en una sociedad ávida de crecer como Nación. En cierto modo, el estudiar en grupo es una de las maneras en las que el liderazgo se empieza a percibir de manera natural.

El hecho mismo de que tengamos que “aprobar” un examen con una nota, es un desgaste del potencial formativo que tiene la escuela. En lugar de tomar esta etapa de la vida -tal y cual pasa en muchas universidades también- como una carrera de obstáculos que hay que terminar con celeridad y no como un trayecto en el que tendremos herramientas a nuestra disposición para poder construir con ellas, predispone a cualquiera a tener el cinturón apretado y el cuchillo entre los labios, con tal de conseguir él o ella destacar, al margen de lo que ocurra en su entorno inmediato con sus compañeros de aula.

Es urgente un cambio en la concepción del estudio. Empezando en el hogar, donde se debe fomentar la participación individual en los quehaceres colectivos. Sólo así podemos pensar en tener ciudadanos que velarán, con iniciativa y capacidad de organizarse, por el bien común. Al final de eso se puede tratar la vida, de que vivamos mejor todos, en armonía y paz.

Pedro Heredia

Director